Se fue, sin más remedio, no podía ser más tarde, tenia que ser ya, son muchos los años que Ella, aun conservando la carita juvenil y dulce del primer día, tiene. Se despedía de sus hijos de la Hermandad del Silencio y simpatizantes y cofrades en una tarde de sábado, de esas que no sabes si sacar el paraguas o simplemente medio mojarte con su agua fina. Parecía que el cielo llorase la marcha de Mª Stma del Consuelo . Esa pequeñita Madre, que por los Franciscanos consuela a todo el que allí pasa, con sus ojos a medio cerrar, mirando unas manos unidas con fuerza por el dolor de un hijo que es Descendido de la Cruz. ¿Alguien opina que hay Consuelo más bonito que el de una Madre? Deja un hueco que solo el que pasa por allí a diario o a menudo sabe y conoce. No valen la pena los llantos a la hora de marchar, si cuando te encuentras en tu rinconcito de San Agustín, a ninguno ves venir, Madre del Consuelo. Ahora y más humilde que nu...